La música latina es música pop: es hora de que la industria lo reconozca

La música latina es música pop: es hora de que la industria lo reconozca

POR MARCOS HASSAN-Remezcla.com

El 10 de noviembre, se anunciaron las nominaciones a los Grammy 2024 y, sorprendentemente, hubo una grave falta de nombres latinos en la carrera. Con la excepción de Ice Spice, las principales categorías no reconocieron a artistas como Karol G o Peso Pluma, aunque hayan tenido un año increíble por donde se lo mire. Y lo que es más revelador, la Academia incluyó una nota en la que decía que se habían presentado menos de 40 álbumes a la categoría de Mejor Música Urbana, por lo que sólo había tres nominados, una cifra que parece ridícula. Esta noticia arroja luz sobre un problema mayor que tiene la industria: la exclusión sistemática de la música latina del discurso pop más amplio cuando, de hecho, la música latina es música pop.

Teniendo en cuenta el clima musical actual, puede que a muchos lectores les sorprenda conocer una reciente narrativa según la cual la música pop está en crisis en 2023. Este sentimiento se refleja en artículos de diferentes publicaciones, como la biblia de la industria Billboard y la revista de moda británica Dazed, que han reflejado una idea sobre la falta de estrellas del pop actuales, especialmente nuevas, que se puedan encontrar en las listas de éxitos, la radio y el streaming, y el peligro de que se convierta en un género del pasado. En particular, reconoce que la música latina, junto con “otros” géneros como el K-pop, el afrobeat y el country, se ha apoderado del pop y lo ha sustituido, dejando el ecosistema sin caras reconocibles. En el artículo de Billboard se cita a un ejecutivo discográfico anónimo: “Hay artistas que rompen. Sólo que están en géneros diferentes, no en el típico pop”. Incluso si pasamos por alto los tintes racistas de esta línea de pensamiento -que, francamente, está fuera de lugar-, la idea de que la música latina no pertenece al entorno de la música popular es profundamente ignorante de su historia y podría ser perjudicial para ella a largo plazo.

El problema que plantea esta narrativa se deriva de una idea muy estrecha y desinformada de lo que es la música pop y de cómo son las estrellas del pop. Según los artículos citados, la idea de la música pop como género parece referirse únicamente a la música de baile con tintes de R&B y base electrónica, con alguna balada acústica ocasional; pensemos en Britney, Rihanna y, sí, Taylor Swift. Se podría argumentar que este sonido ha cambiado muy poco en los últimos 25 años aproximadamente, pero eso sólo tiene en cuenta un género muy concreto. No es exacto no considerar el hip-hop como un sonido pop dominante, por mencionar sólo un género.

De hecho, como señala el artículo de Dazed, hay artistas que interpretan este sonido pop antes mencionado sin encabezar las listas de éxitos, destacando actuaciones como las de Charli XCX, Lana Del Rey, Carly Rae Jepsen y otras. También hay artistas latinos dentro de este estilo, como Danna Paola, Emilia, Tini, Kenia Os y muchos otros. Tal vez sea revelador que la evolución que experimentó el pop desde los años 50 hasta los 90 -Elvis, los Beatles, la música disco, Madonna, etc.- se debiera a la fusión constante con otros sonidos y a los cambios en la tecnología de grabación para reflejar mejor la época. Tal vez el pop debería abrirse de nuevo a este tipo de conversaciones con “otros” géneros codeándose con él en las listas de éxitos.

Argumentar que la música latina en 2023 es sólo un nicho de mercado es sencillamente erróneo, y sólo hay que mirar las cifras. Bad Bunny ha sido el artista con más streaming del mundo en los últimos tres años. Su gira Un Verano Sin Ti fue la gira más vista de 2022, una hazaña que Swift sin duda igualará con su gira Eras Tour 2023, lo que sitúa a Benito en la misma conversación que ella y lo posiciona lejos de ser un caso atípico. Entre los 50 artistas con más streaming del momento, también encontramos a Ozuna, Daddy Yankee, Karol G, Anuel AA, Rauw Alejandro, Shakira y Selena Gomez. En cuanto a las listas de éxitos, en 2023, la lista general “pop” de Billboard, la Hot 100, ha visto cómo muchos temas latinos se colaban en el top 10, entre ellos “BZRP Music Sessions Vol. 53” de Shakira y Bizarrap, “TQG” de Karol G y Shakira, “Calm Down” del artista de afrobeat Rema en colaboración con Gómez, “Ella Baila Sola” de Eslabón Armado y Peso Pluma, “Un x100to” de Grupo Frontera y Bad Bunny, y “Monaco” de Bad Bunny. Argumentar que todo esto no forma parte de la conversación sobre el pop es un intento de mantener la música latina -entre otros géneros hechos por artistas no blancos o aprobados por los blancos- en su propio rincón.

Y la música latina y el pop nunca han sido mutuamente excluyentes: la historia de los latinos en el mundo del pop es larga. Desde las modas bailables de principios y mediados del siglo XX, como el mambo, la rumba y el cha cha cha, la música latina ha estado presente en el imaginario popular. Artistas como Santana, José Feliciano y Gloria Estefan han tenido una fuerte presencia en las listas incluso en el nuevo milenio, con esta última encabezando el Hot 100 en tres ocasiones. En el llamado boom latino de finales de los 90 y mediados de los 00, Ricky Martin, Enrique Iglesias, Christina Aguilera, Jennifer López y Shakira se convirtieron en parte integrante de la música de la época, junto con el hip-hop, las boy bands y las princesas del pop. Tras el ascenso de Bad Bunny, Cardi B, J Balvin y otros a finales de la década de 2010, la permanencia de los latinos es más difícil de rehuir en el mundo del pop.

Las actitudes contrarias a que la música latina, el K-pop y el afrobeat se conviertan en el nuevo pop son contraproducentes. La historia ha demostrado que abrazar la diversidad en la música no sólo es esencial, sino también transformador. Como se demostró cuando los artistas negros se jugaron por fin el dominio del pop, lo que no sólo hizo más interesante la forma, sino que la impulsó a nuevas cotas. Del mismo modo, una vez que el dembow y los corridos tumbados, así como cualquier otro sonido innovador por venir, se conviertan en parte integrante del mundo del pop, la música permitirá más oportunidades, arte y evolución. Lo hemos visto una y otra vez, tan recientemente como cuando Drake y Beyoncé reclamaron el espacio de la música house.

Dejar de lado el aspecto de las estrellas del pop es esencial para que la música se conserve y se haga aún más grande. La estrecha perspectiva de lo que constituye la música pop -como se pone de manifiesto en las ceremonias de entrega de premios, las páginas comerciales y el discurso general- revela la necesidad de una comprensión más inclusiva y matizada de lo que es el “pop”.

Es hora de que la industria deje de repetir la historia, acepte las contribuciones cada vez mayores de los artistas latinos y participe en conversaciones que redefinan y amplíen los límites de la música pop. De este modo, podemos fomentar un panorama musical más dinámico y representativo que nos proporcione los artistas y las canciones de éxito que necesitamos ahora mismo.

Esta práctica no es nueva para la industria discográfica. Tras publicar por primera vez la lista con el nombre de Harlem Hit Parade en 1942, Billboard la rebautizó Race Records de 1945 a 1949, utilizando un término de marketing más antiguo para el mercado negro estadounidense con el fin de separarlo del público general. Como el término se acuñó en la década de 1920, el público blanco consumía esta música, por lo que en 1949 Billboard volvió a cambiar el nombre de la lista, esta vez a Rhythm and Blues (esta lista evolucionó más tarde a lo que hoy es Hot R&B/Hip-Hop).

Ya en los años 80, los artistas negros, incluidos algunos que hoy consideramos titanes indiscutibles del pop, tuvieron que luchar por su lugar en el género. En 1983, Michael Jackson y su compañía discográfica, CBS, tuvieron que echar toda la carne en el asador para conseguir que la MTV emitiera el vídeo de “Billie Jean”, convirtiéndose en el primer artista negro que entraba en la rotación habitual del canal justo cuando éste se convertía en el centro de la industria musical. Incluso después de eso, el hip-hop tardó en ser un fijo en la emisora hasta el estreno de ¡Yo! MTV Raps en 1988. Si tenemos todo esto en cuenta, la historia parece repetirse con los artistas latinos, al tiempo que se reconoce que la industria -incluida su vertiente latina- sigue tergiversando y limitando la presencia de los latinos negros.

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